MASTURBACIÓN CON MIS PRIMOS (PRIMERA PARTE)
Mi
nombre es Abraham, tengo 25 años y soy de la Ciudad de México. La historia que
están a punto de leer sucedió durante el verano de 2004, donde con unos primos,
tuve mi primera masturbación grupal.
Recuerdo
que durante las vacaciones, mis primos y yo nos íbamos a casa después de la
playa antes que los adultos, para así poder bañarnos tranquilamente, ocupando
todo el tiempo que quisiéramos en ello; sin embargo, un día al llegar a casa
nos dimos cuenta que la cisterna del agua se encontraba vacía y desconectada;
por lo que, se acabaría y después nos regañarían por no haberla guardado para
necesidades más urgentes que bañarnos.
Cabe
señalar que nosotros de cualquier manera conectamos la cisterna, aunque tardo
mucho tiempo en llenarse y distribuir el agua. Previniendo el regaño que nos
podríamos ganar, Beto mi primo mayor ( 18 años, tres mas que yo) propuso que
nos bañáramos de dos o tres personas para ahorrar agua. Fue así, después de la
distribución de parejas que comenzamos la operación ahorro. Se suponía que Beto
se bañaría con Diego (de mi misma edad) y que yo me bañaría con Alejandro (un
año mayor que yo, hermano de Diego); sin embargo, entramos todos juntos al
baño.
El
primero en desnudarse fue Beto, y al momento de quitarse los bóxers, no pude
evitar darme cuenta del movimiento tambaleante con el que su pene (algo grande)
se balanceaba. Nunca antes había tenido chance de ver detenidamente el pene de
alguien más, aunque traté de disimular, era evidente que le observaba. Era
largo y grueso, y sus huevos colgaban más o menos a la misma altura y con algo
de vello.
-Es
grande ¿cierto?- me dijo mientras se lo tocaba y se echaba el prepucio hacia
atrás; yo sólo asentí con la cabeza mientras Alejandro le decía:
-A
mi me acompleja un poco el tamaño del mío, lo encuentro un poco chico en
comparación con el de mis compañeros de gimnasio.
-Pero
si yo no lo tengo tan grande- dijo Beto- o sea, cuando se me para se ve grande,
pero estando así no siento que lo sea.
Todo
esto sucedía mientras Beto, jugaba con su pene y se miraba al espejo
completamente en pelotas. En ese momento, fue inevitable la reacción de mi
verga, lo cual me tenía bastante nervioso, pues no sabría que hacer en caso que
me cacharan.
-¿De
qué tamaño lo tienes tú?- Me preguntó Alejandro- A ver, deja verlo we- Yo
bastante nervioso respondí:
-¿Para
qué quieres verlo? ¿Qué quieres verle?- De repente sentí que me bajaron el
traje de baño de golpe. Era mi otro primo, Diego. Por suerte traía calzones
bajo el traje, lo cual me permitió ahorrarme la vergüenza y disimular mi
erección.
-¡Puta,
el cabrón vergonzoso!- dijo Diego.
-Pues
así soy pues, ni modo- Dije, mientras me subía el traje de baño nuevamente.
-¡Pero
si igual te vas a tener que encuerar para bañarte!- Dijo Alejandro.
-Que
no te de pena tenerlo chico- Me dijo Beto- Si recién tienes 15 o 16 años.
Afortunadamente,
después de ese desmadre, ya se había bajado mi erección, pero me ponía nervioso
que en cualquier momento, se me fuera a parar nuevamente.
-¿Pues
ya hay que apurarnos no? Ya no han de tardar los adultos, y no nos van a dejar
bañar- Dije, para cambiar el tema, ya que por alguna razón me había dado mucho
morbo.
-Entren
ustedes primero- Dijo Diego, refiriéndose a mi y a su hermano Alejandro.
Alejando
se paró del piso, quitándose la playera y el traje de baño, quedando
completamente desnudo, ya que no llevaba nada por debajo del traje.
Disimuladamente, eché ojo a su reata y, a decir verdad, se veía mejor que la de
mi primo Beto, sólo que un poco más corta, pero definitivamente era más gruesa
y eso me daba más morbo. Se notaba que era bastante cabezón, a pesar de que su
prepucio cubría todo su glande.
-Pero
no lo tienes tan chico wey- Dijo Beto, mientras lo miraba con detención.
-Mmm…
no sé, el tuyo es mucho más grande, igual que el de mis compañeros- Dijo
Alejandro.
-No
es mucho más grandes, además hay varios weyes que lo tienen de tu porte cabrón,
así que no te acomplejes.
-¡Ya
apúrense que van a llegar!-Nos instó Diego.
Alejandro
abrió la llave de la regadera y templó el agua, se metió y mientras se
enjuagaba, me dijo:
-¿Te
vas a bañar con ropa?
Aunque
me había dado morbo la situación, mi pene contuvo la erección; pero la razón
por la que quería seguir con ropa, era porque no quería que mis primos juzgaran
el tamaño de mi pene o si estaba ancho o no, inclusive sentí un poco de
vergüenza. Yo en la escuela no estaba acostumbrado a ducharme después de
gimnasio, puesto que me daba un poco de vergüenza; sin embargo, el profesor de
educación física nos instó a usar las instalaciones, y pude comprobar que el
porte de mi pene, en comparación con los demás, está con el promedio o incluso
más largo, salvo alguna que otra excepción. Sin embargo, las vergas de mis
primos sí se veían más grandes y gruesos; por lo que, era evidente que comentarían
al respecto.
-Enjuágate
tú nada más, y si quieres adelantate Beto- Y fue cuando Diego y Beto me
metieron por la fuerza a la regadera sin previo aviso-
-¿Esto
te costaba tanto cabrón? -Me dijo Diego.
Yo
ya estaba completamente empapado, por lo qué, me quité la camiseta; mientras
hacía eso, Alejandro, que estaba junto de mí en la ducha, me bajó el traje de
baño junto con los calzoncillos. Mi primera reacción fue ver la cara de mis
primos, y esperar algún comentario al respecto. Diego, que era el más castroso,
se rió y le dijo a Beto:
-Con
razón no quería mostrarlo, la tiene chica-Dijo Diego en tono de broma.
-Jajaja.
No wey, yo la tenía del mismo tamaño a tu edad, así que no te acomplejes.
Además, tú la tienes mucho más chica cabrón, así que no hables mucho
(refiriéndose a Diego).
-Si
we, además es más largo que el mío, aunque un poco más delgado- Dijo Alex,
mientras se terminaba de quitar el
jabón.
-En
todo caso- Dije- mis compañeros la tiene así o más chica.
-¡Puta!
Apúrense que ya van a llegar!- Dijo Diego mientras se quitaba la ropa.
-¿Viste?
La tuya es más chica que la de Abraham- Le decía Beto a Diego.
A
esas alturas, ya me daba lo mismo estar en pelotas delante de todos; además, me
había relajado el hecho de ver que el
pene de mi primo Diego era más chico que el mío. Por otra parte, no dejaba de
ver la verga de Alex, con quién estaba en la ducha, y de Beto, quién no dejaba
de estirárselo, tocárselo y subir y bajar su prepucio constantemente.
-Ya
enjuágate- Me dijo Alex. Se puso de lado para que yo pudiera pasar,
evidentemente, yo hice lo mismo para poder cambiar de puesto. Al pasar de
frente, sentí como nuestro penes chocaron y mi excitación se hizo evidente y,
de inmediato, me di la vuelta, ya que comencé a tener una erección que no pude detener.
Sin embargo, Alex ya se había dado cuenta y dijo:
-Puta,
el cabrón anda de caliente- En seguida, las miradas de Beto y Diego se
dirijieron hacia él y preguntaron:
-¿Quién?-
Yo estaba avergonzado y temeroso de lo que pudieran pensar.
-El
Abraham, pues. Le pasé a traer el pene al cabrón y se le paró en chinga. Decía
Alex, mientras los ojos de mis primos se dirigían hacia a mí.
Sorprendentemente,
la situación fue lo más normal y natural de lo que esperaba. Sólo hubo bromas
respecto de la facilidad para excitarme y alguno que otro comentario respecto
al tamaño de mi pene.
-Oye
wey ¿y así te daba pena? Lo tienes bien para tu edad, me decía Beto mientras
observaba mi pene erecto.- Pero el mío parado es más grande que el de él- Dijo
finalmente Diego.
Yo
aún tenía vergüenza, pero como mi erección no fue mal interpretada, traté de
mantener la naturalidad de las cosas. Como ni Alex ni yo dimos señales de salir
de la ducha; Beto y Diego entraron con la finalidad de apurarnos. Beto me pidió
el shampoo que había yo dejado en el suelo y Diego se enjabonaba todo el
cuerpo.
-Ya
deja de mojarme- Me dijo Diego.
-Cuidado
con ese cabrón- Dijo Alex- no les vaya a sacar un ojo- molestándome por lo que
había sucedido recién.
Cambiamos
de posición, pero para ello le dí la espalda a Beto. En ese momento y en son de
broma, recargo todo su paquete en mis nalgas; me incomodé bastante, realmente
no imaginaba esa situación que era lo que me provocaba el morbo y me dieron
ganas de masturbar esa vergota. Por suerte, aún no perdía la erección anterior,
así que no tuve que justificar dicho estado. Obviamente, todos se mataron de
risa y yo opté por hacer lo mismo.
Fue
inevitable para mí no observar el momento en que Beto y Diego lavaban sus
respectivos penes. Cuando ví que Alex echaba el prepucio de su pene hacia atrás
y vi descubierto su enorme glande, me fue inevitable pensar que se sentiría
pajearlo- Continuamos con la ducha, y después de un rato, logré bajar la
erección que había alcanzado.
El
primero en salir de la ducha fue Alejandro. Posteriormente lo hizo Beto, luego
yo y después Diego. La escena que más recuerdo de ese momento, fue ver a Beto
secar con dedicación su enorme verga, para luego empezar a jugar con el
moviéndolo como péndulo o dándole vueltas como si fuera una hélice, con el
movimiento de su pelvis. Finalmente, salimos del baño y cada quién se vistió en
su pieza.
Un
poco más tarde, y antes de que llegaran los adultos, Beto recibió la llamada de
su amigo Raúl, avisando que esa noche no podría sacar la camioneta de sus
papás, ya que la usarían para salir. Se suponía que iríamos todos con Raúl a
dar la vuelta otra playa cercana, pero como evidentemente ya no podríamos,
empezamos a idear como matar el tiempo...
CONTINÚA A SEGUNDA PARTE...
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