...En
eso estábamos, cuando llegaron nuestros padres quienes nos comentaron que
saldrían con los papás de Raúl. Finalmente, y sin una idea en concreto,
decidimos quedarnos en casa. Cerca de las 9 de la noche, llegó el papá de Raúl
y junto con ellos veía él (18 años) y su
amigo Pepe (19 años), ya que, como saldrían los adultos, vinieron para no
quedarse aburridos en su casa.
Después
de que nuestros padres se fueron, Raúl propuso ir a comprar algunas cervezas y
ver las pornos que él había llevado. Obviamente, todos nos entusiasmamos y
salimos a comprar. Al rato, ya estábamos todos instalados en la sala de la casa
tomando chelas y viendo una de aquellas películas que había llevado Raúl. En un
sillón estábamos sentados Alex, Raúl y yo y, en otro sofá estaban Beto, Diego y
Pepe. Era inevitable no hacer u oir comentarios respecto a las imágenes que
estábamos viendo: “Las tetas de las viejas” “Esa puta se la come toda” “Ese wey
coge y todavía le pagan” “Yo lo tengo
más grande”. Aquellos comentarios contribuían sin duda, a crear un ambiente de
mayor excitación y hacían que mi pene estuviera más grande y duro.
-La
vergota de ese we- Dijo el Alejandro.
-Si
wey- respondió Beto- le debe romper el culo a las viejas.
-No
mamen- Dijo Raúl- Ese cabrón (refiriéndose a Pepe) lo tiene más grande.
El
Pepe asintió con la cabeza e hizo un gesto como diciendo: “Lo tengo más grande
que todos ustedes”
-Anda
canijo, muéstraselas- Dijo Raúl a Pepe. Pepe desabrochó sus jeans y con una
mano bajaba sus calzoncillos, mientras con la otra se sacó y dejó a la vista de
todos su enorme pene. Al principio solo pude ver el glande y parte del tronco;
sin duda, era el pene más grande que hubiera visto hasta entonces, incluso más
que en las películas; sólo que era bastante grueso y cabezón.
-¡¡Mestro!!
Dijo Beto en tono de admiración, sin dejar de observar el miembro de Pepe.
-Viste
cabrón- Dijo Raúl- Este wey si que la tiene enorme.
-¿Y
tu cabrón? ¿no que también la tienes grandota cuando se te para? Preguntó Diego
a Beto en tono de ironía.
-Si
pues, pero no tanto- Respondió Beto.
Acto
seguido. Beto se bajó los jeans y los calzones, liberando su también enorme
pene y huevos.
-¿Viste?
Dijo Beto, mientras le mostraba a Diego su pene erecto. Yo estaba bastante
impresionado. Jamás había pensado que me encontraría en una situación así y el
morbo que tenía era más grande que cualquiera de esas vergas. Mis ojos no se
despegaban de esos perfectos penes. Pepe
había dejado parte de su pene a la vista de todos, mientras que Beto nos
mostraba que también estaba bien dotado, sobando su glande y subiendo y bajando
levemente el prepucio que lo cubría.
-Weyes
¿les molesta si me la jalo? Preguntó Raúl, y todos, sin necesidad de ponernos
de acuerdo respondimos que no.
Yo
estaba a su lado y pude ver con detalle toda su rutina masturbatoria. Lo
primero que hizo fue pararse y quitarse los tennis, desabrocharse los jeans e
inmediatamente bajarlos. Raúl no traía nada puesto por debajo, por lo que todos
pudimos ver su pene erecto apuntando hacia arriba. La verdad que no era
grande, por lo que no se comparaba con
el de su amigo Pepe o el de mi primo Beto, pero igual daba morbo ver la
confianza y virilidad con la que actuaba. Se volvió a sentar. Con su mano
derecha comenzó a hacer un movimiento desde la cabeza a la base de su pene y
con la izquierda se tocaba los peludos cocos que tampoco eran muy grandes. Todo
esto mientras mirábamos la película y observaba como lo mirábamos todos a
ratos.
-¿Y
ustedes no tienen ganas? Nos preguntó mientras seguía con su pausada pero
continua masturbación.
-Si
wey- Respondió Alejandro- pero si nos jalamos todos, va a parecer mariconada
este desmadre- Todos nos reímos.
-¿Por
qué mariconeada wey? Si cada quien va a estar con la suya; a menos que me eches
la mano, entonces sí- Dijo Raúl a Diego en tono de burla- Volvimos a reír.
Yo
creo que en el fondo todos teníamos
ganas de poder masturbarnos en ese momento, pero como supuestamente ninguno de
nosotros había estado en una situación similar con antelación, era un poco
difícil confiar y poder hacerlo. Sin embargo, considerando que Beto ya se la
estaba jalando, que Pepe, aunque no se la jalaba la tenía a simple vista y que
Raúl se estaba pajeando sin ningún reparo; decidí meterme la mano bajo el
pantalón y jalármela lentamente. Diego y Alex decidieron hacer lo mismo que yo.
Estaba en la interrogante de sacar mi pene a la vista de todos o no, cuando
sentí que Raúl, quien ya había acelerado el ritmo de su paja, comenzaba a gemir
de placer y de un momento a otro, comenzó a salir semen de su pene, llegando
parte a su cuello, mientras el resto quedó en su camiseta.
-Que
duraste tan poco- Comentó Pepe, sacando la risa de todos.
-Es
que no me la jalaba desde el lunes- Aclaró Raúl.
-Sale
wey, te apuesto a que lo haces diario pinche chaquetero- Comento Beto. Raúl se
paró, estando su pene aún semierecto, se sacó la playera, se limpió el cuello y
volvió a ponerse los pantalones. Yo tenía muchas ganas de ver lo mismo que
había hecho Raúl pero en Pepe, ver su
verga en acción.
-¿Y a ustedes les da vergüenza pajearse? –
preguntó Raúl aludiendo a Alex, a Diego y
a mi.
-No, pero es que…- dije yo
-A mi sí un poco, es que creo que el mío es
muy chico – interrumpió Diego
-Pero we, yo no lo tengo grande tampoco,
¿pero eso que tiene que ver con pajearse bien o no? – dijo nuevamente Raúl.
-Pero déjalos pues, si les da vergüenza es
cosa de ellos – comentó Pepe.
Al poco rato, se acabó la película que
estábamos viendo y aprovechamos el "entretiempo" para hacer otras
cosas. Raúl fue al baño mientras nosotros nos quedamos conversando y tomando
más chelas (cervezas). Yo también tenía ganas de orinar, y como Raúl se estaba
demorando fui a golpearle la puerta del baño para que se apurara. En eso llegó
Pepe y me dijo:
-Puta que se demora este cabrón
-¿Tú también quieres entrar? – le pregunté
-Si, pero entramos juntos, si quiero mear no
más – respondió él.
Se abrió la puerta del baño, Raúl salió y
entramos nosotros. Nos pusimos frente a la taza del baño y nos dispusimos a evacuar
nuestras vejigas. Pepe me hablaba de no recuerdo muy bien que, mientras yo no
hacía más que contemplar lo que él tenía en su mano derecha: su enorme pene.
Pude ver que aún en estado flácido el tamaño de su herramienta era inmenso,
tanto por su largo como por su grosor.
-¿Y en serio te da vergüenza masturbarte? – escuché
que me preguntaba Pepe mientras yo salía del estado "hipnótico" en
que estaba.
-No, no es eso…o sí, tal vez un poco, pero es
que la mayoría de ustedes lo tienen super grande pues – le dije mientras miraba
como sacudía su miembro para botar las últimas gotas de orina.
-Pero wey, ustedes todavía son chicos,
seguramente les crecerá un poco más – me dijo Pepe.
-Si, pero…
-A ver, deja ver de que porte lo tienes– me
dijo Pepe
-No, ¿para qué? – le respondí
-Pa cachar si es chico o no a tu edad pues,
pa’ tratar de desacomplejarte cabrón – insistió.
La verdad es que yo ya había comenzado a
excitarme, pero pese a lo que él fuese a pensar, y ayudado por los efectos del
alcohol, decidí bajarme más los pantalones y dejar mi pene tambaleante a simple
vista. No estaba erecto, pero si en proceso de.
-No wey, no lo tienes tan chico-
-Sí, tienes razón, pero igual es un poco
delgado.
-Sí, we, pero lo que les importa a las
viejas, es que la verga se vea grande
-Pero es que tu tienes la reata enorme - le
dije
Estabamos en eso cuando llegó Beto y nos
dijo:
-¿Qué están haciendo?
-Nada we, meando – respondió Pepe
Raúl ya puso la otra pelicula – dijo Beto
mientras bajaba sus pantalones y comenzaba a orinar.
Volvimos juntos al living y como nos había
dicho Beto, los demás ya estaban viendo la otra película. Esta vez quedé
sentado entre Raúl y Pepe. Solo pasó un rato antes de que Raúl nuevamente se
bajara los pantalones y comenzara a masturbarse. Mis primos también estaban
excitados y estaban con las manos dentro de sus pantalones. Raúl comenzó a
desabrochar su pantalón mientras yo también comenzaba a tocar mi pene por sobre
la ropa.
-Puta, los cabrones vergonzosos – comentó
nuevamente Raúl - si somos puros hombres, pa’ q se tapan tanto.
-Puta cabrón, parece que tú tienes muchas
ganas de ver penes– respondió Beto, logrando una risa generalizada.
Pepe ya se había quitado quitado la playera y
había bajado su pantalón por debajo de las rodillas, quedando solo en
calzoncillos y tocando su pene aún flácido por sobre este. Yo tenía ganas de
ver el proceso de erección de aquel pene tan grande, por lo que quería que se
bajara el calzoncillo cuando su pene aún estuviese flácido.
CONTINÚA A TERCERA PARTE.
No olviden compartir su material pajero en pajerosdemexico@hotmail.com!!
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