domingo, 31 de agosto de 2014

MASTURBACIÓN CON MIS PRIMOS II


...En eso estábamos, cuando llegaron nuestros padres quienes nos comentaron que saldrían con los papás de Raúl. Finalmente, y sin una idea en concreto, decidimos quedarnos en casa. Cerca de las 9 de la noche, llegó el papá de Raúl y junto con ellos veía él (18 años)  y su amigo Pepe (19 años), ya que, como saldrían los adultos, vinieron para no quedarse aburridos en su casa.

Después de que nuestros padres se fueron, Raúl propuso ir a comprar algunas cervezas y ver las pornos que él había llevado. Obviamente, todos nos entusiasmamos y salimos a comprar. Al rato, ya estábamos todos instalados en la sala de la casa tomando chelas y viendo una de aquellas películas que había llevado Raúl. En un sillón estábamos sentados Alex, Raúl y yo y, en otro sofá estaban Beto, Diego y Pepe. Era inevitable no hacer u oir comentarios respecto a las imágenes que estábamos viendo: “Las tetas de las viejas” “Esa puta se la come toda” “Ese wey coge y  todavía le pagan” “Yo lo tengo más grande”. Aquellos comentarios contribuían sin duda, a crear un ambiente de mayor excitación y hacían que mi pene estuviera más grande y duro.

-La vergota de ese we- Dijo el Alejandro.

-Si wey- respondió Beto- le debe romper el culo a las viejas.

-No mamen- Dijo Raúl- Ese cabrón (refiriéndose a Pepe) lo tiene más grande.

El Pepe asintió con la cabeza e hizo un gesto como diciendo: “Lo tengo más grande que todos ustedes”

-Anda canijo, muéstraselas- Dijo Raúl a Pepe. Pepe desabrochó sus jeans y con una mano bajaba sus calzoncillos, mientras con la otra se sacó y dejó a la vista de todos su enorme pene. Al principio solo pude ver el glande y parte del tronco; sin duda, era el pene más grande que hubiera visto hasta entonces, incluso más que en las películas; sólo que era bastante grueso y cabezón.

-¡¡Mestro!! Dijo Beto en tono de admiración, sin dejar de observar el miembro de Pepe.

-Viste cabrón- Dijo Raúl- Este wey si que la tiene enorme.

-¿Y tu cabrón? ¿no que también la tienes grandota cuando se te para? Preguntó Diego a Beto en tono de ironía.

-Si pues, pero no tanto- Respondió Beto.

Acto seguido. Beto se bajó los jeans y los calzones, liberando su también enorme pene y huevos.

-¿Viste? Dijo Beto, mientras le mostraba a Diego su pene erecto. Yo estaba bastante impresionado. Jamás había pensado que me encontraría en una situación así y el morbo que tenía era más grande que cualquiera de esas vergas. Mis ojos no se despegaban de esos perfectos penes. Pepe  había dejado parte de su pene a la vista de todos, mientras que Beto nos mostraba que también estaba bien dotado, sobando su glande y subiendo y bajando levemente el prepucio que lo cubría.

-Weyes ¿les molesta si me la jalo? Preguntó Raúl, y todos, sin necesidad de ponernos de acuerdo respondimos que no.

Yo estaba a su lado y pude ver con detalle toda su rutina masturbatoria. Lo primero que hizo fue pararse y quitarse los tennis, desabrocharse los jeans e inmediatamente bajarlos. Raúl no traía nada puesto por debajo, por lo que todos pudimos ver su pene erecto apuntando hacia arriba. La verdad que no era grande,  por lo que no se comparaba con el de su amigo Pepe o el de mi primo Beto, pero igual daba morbo ver la confianza y virilidad con la que actuaba. Se volvió a sentar. Con su mano derecha comenzó a hacer un movimiento desde la cabeza a la base de su pene y con la izquierda se tocaba los peludos cocos que tampoco eran muy grandes. Todo esto mientras mirábamos la película y observaba como lo mirábamos todos a ratos.

-¿Y ustedes no tienen ganas? Nos preguntó mientras seguía con su pausada pero continua masturbación.

-Si wey- Respondió Alejandro- pero si nos jalamos todos, va a parecer mariconada este desmadre- Todos nos reímos.

-¿Por qué mariconeada wey? Si cada quien va a estar con la suya; a menos que me eches la mano, entonces sí- Dijo Raúl a Diego en tono de burla- Volvimos a reír.

Yo creo que en el fondo  todos teníamos ganas de poder masturbarnos en ese momento, pero como supuestamente ninguno de nosotros había estado en una situación similar con antelación, era un poco difícil confiar y poder hacerlo. Sin embargo, considerando que Beto ya se la estaba jalando, que Pepe, aunque no se la jalaba la tenía a simple vista y que Raúl se estaba pajeando sin ningún reparo; decidí meterme la mano bajo el pantalón y jalármela lentamente. Diego y Alex decidieron hacer lo mismo que yo. Estaba en la interrogante de sacar mi pene a la vista de todos o no, cuando sentí que Raúl, quien ya había acelerado el ritmo de su paja, comenzaba a gemir de placer y de un momento a otro, comenzó a salir semen de su pene, llegando parte a su cuello, mientras el resto quedó en su camiseta.

-Que duraste tan poco- Comentó Pepe, sacando la risa de todos.

-Es que no me la jalaba desde el lunes- Aclaró Raúl.

-Sale wey, te apuesto a que lo haces diario pinche chaquetero- Comento Beto. Raúl se paró, estando su pene aún semierecto, se sacó la playera, se limpió el cuello y volvió a ponerse los pantalones. Yo tenía muchas ganas de ver lo mismo que había hecho Raúl pero en Pepe, ver  su verga en acción.

-¿Y a ustedes les da vergüenza pajearse? – preguntó Raúl aludiendo  a Alex, a Diego y a mi.

-No, pero es que…- dije yo

-A mi sí un poco, es que creo que el mío es muy chico – interrumpió Diego

-Pero we, yo no lo tengo grande tampoco, ¿pero eso que tiene que ver con pajearse bien o no? – dijo nuevamente Raúl.

-Pero déjalos pues, si les da vergüenza es cosa de ellos – comentó Pepe.

Al poco rato, se acabó la película que estábamos viendo y aprovechamos el "entretiempo" para hacer otras cosas. Raúl fue al baño mientras nosotros nos quedamos conversando y tomando más chelas (cervezas). Yo también tenía ganas de orinar, y como Raúl se estaba demorando fui a golpearle la puerta del baño para que se apurara. En eso llegó Pepe y me dijo:

-Puta que se demora este cabrón

-¿Tú también quieres entrar? – le pregunté

-Si, pero entramos juntos, si quiero mear no más – respondió él.

Se abrió la puerta del baño, Raúl salió y entramos nosotros. Nos pusimos frente a la taza del baño y nos dispusimos a evacuar nuestras vejigas. Pepe me hablaba de no recuerdo muy bien que, mientras yo no hacía más que contemplar lo que él tenía en su mano derecha: su enorme pene. Pude ver que aún en estado flácido el tamaño de su herramienta era inmenso, tanto por su largo como por su grosor.

-¿Y en serio te da vergüenza masturbarte? – escuché que me preguntaba Pepe mientras yo salía del estado "hipnótico" en que estaba.

-No, no es eso…o sí, tal vez un poco, pero es que la mayoría de ustedes lo tienen super grande pues – le dije mientras miraba como sacudía su miembro para botar las últimas gotas de orina.

-Pero wey, ustedes todavía son chicos, seguramente les crecerá un poco más – me dijo Pepe.

-Si, pero…

-A ver, deja ver de que porte lo tienes– me dijo Pepe

-No, ¿para qué? – le respondí

-Pa cachar si es chico o no a tu edad pues, pa’ tratar de desacomplejarte cabrón – insistió.

La verdad es que yo ya había comenzado a excitarme, pero pese a lo que él fuese a pensar, y ayudado por los efectos del alcohol, decidí bajarme más los pantalones y dejar mi pene tambaleante a simple vista. No estaba erecto, pero si en proceso de.

-No wey, no lo tienes tan chico-

-Sí, tienes razón, pero igual es un poco delgado.

-Sí, we, pero lo que les importa a las viejas, es que la verga se vea grande

-Pero es que tu tienes la reata enorme - le dije

Estabamos en eso cuando llegó Beto y nos dijo:

-¿Qué están haciendo?

-Nada we, meando – respondió Pepe

Raúl ya puso la otra pelicula – dijo Beto mientras bajaba sus pantalones y comenzaba a orinar.

Volvimos juntos al living y como nos había dicho Beto, los demás ya estaban viendo la otra película. Esta vez quedé sentado entre Raúl y Pepe. Solo pasó un rato antes de que Raúl nuevamente se bajara los pantalones y comenzara a masturbarse. Mis primos también estaban excitados y estaban con las manos dentro de sus pantalones. Raúl comenzó a desabrochar su pantalón mientras yo también comenzaba a tocar mi pene por sobre la ropa.

-Puta, los cabrones vergonzosos – comentó nuevamente Raúl - si somos puros hombres, pa’ q se tapan tanto.

-Puta cabrón, parece que tú tienes muchas ganas de ver penes– respondió Beto, logrando una risa generalizada.

Pepe ya se había quitado quitado la playera y había bajado su pantalón por debajo de las rodillas, quedando solo en calzoncillos y tocando su pene aún flácido por sobre este. Yo tenía ganas de ver el proceso de erección de aquel pene tan grande, por lo que quería que se bajara el calzoncillo cuando su pene aún estuviese flácido.

CONTINÚA A TERCERA PARTE.

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